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martes, 1 de noviembre de 2011

Terapia con células madre




La medicina regenerativa es de las áreas de la medicina que se ha desarrollado extensa y explosivamente en los últimos años. En los seres humanos la palabra “regeneración” se ha utilizado tradicionalmente para representar el proceso por el cual un tejido especializado que se ha perdido, es sustituido por la proliferación de células especializadas que no están dañadas. Los progresos en este campo se han ligado necesariamente a los recientes conocimientos sobre los tratamientos con células madres y su increíble capacidad de convertirse en células de diferentes tejidos. La terapia con células madre se sustenta en procesos y conductas adoptadas por el organismo para reemplazar por células sanas a las dañadas, por diversos procesos, en determinados tipos de tejidos.



Esta información ha trascendido del ámbito científico por su espectacularidad y esto ha provocado que se hable y debata de este tema en todas las esferas de la sociedad. Todos hemos escuchado hablar acerca del “milagro de la terapia con células madres” o de los “bancos de células madre”, pero muy pocas personas entienden con claridad de que se trata este concepto y las implicancias éticas que rodean, cada vez con más intensidad, a este método terapéutico.

Para empezar, debemos saber que los especialistas utilizan varios nombres para referirse a la terapia con células madre, pudiendo llamar a estas células como madres, troncales o estaminales, para referirse al mismo tipo de células. Estas células poseen características únicas, que las convierten en herramientas terapéuticas muy valiosas, para el tratamiento de una gran cantidad de enfermedades que hasta ahora se creían incurables.

Pero en definitiva ¿qué son en las células madres? Las células madre pueden ser definidas como aquellas células que tienen una capacidad de renovación ilimitada o prolongada de sí misma. Esto quiere decir, que las células madre pueden reproducirse reiteradas veces sin llegar a diferenciarse. Otra definición sería que las células madres son aquellas con capacidad de dar origen a células madres de transición que poseen capacidad ilimitada de proliferar, de las cuales pueden derivar una variedad de gamas de células extremadamente diferenciadas.

“Una célula madre, troncal o estaminal es aquella célula que tiene la capacidad de dividirse de manera indefinida y que puede diferenciarse a distintos tipos de células especializadas, no sólo en su morfología sino además de manera funcional”



Existen dos tipos de células que se utilizan en las terapias con células madres: Las células madre adultas y las células madre embrionarias.

Afortunadamente, la investigación con células madre adultas humanas se encuentra al margen de algún conflicto ético específico, puesto que estas células son obtenidas principalmente para fines médicos, a partir de tejidos adultos. Una situación equivalente se origina en el caso de la obtención de células madre jóvenes a partir del cordón umbilical o fetos espontáneamente abortados. Es importante tener en claro que mientras la obtención de células madres con el objeto de curar enfermedades, provenga de tejidos adultos, la terapia con células madre se considera un procedimiento aceptable y a todo nivel, tanto científico como médico, se promocionan y financian investigaciones al respecto, pues en la obtención de estas no se daña a ningún ser humano. Sin embargo cuando se realiza una terapia con células madres cuya producción proviene de embriones, la situación cambia radicalmente y nos vemos enfrentados a un intenso debate ético. Las células madre embrionarias deben obtenerse a partir de embriones vivos en desarrollo temprano, lo que implicaría la posterior destrucción de ese humano, lo que ya en sí resulta un contrasentido. Además se ha comprobado que utilización de células madres adultas permite lograr los mismos objetivos terapéuticos que se pretenden alcanzar con las células madres embrionarias, Lo que a todas luces representa un argumento de peso a la hora de hacer un balance a favor de las células madres adultas. Es importante hacer mención a esto, puesto que los tratamientos con células madres representan una gran esperanza para una enorme cantidad de personas enfermas, pero requiere de una regulación ética que evite el daño a otros seres humanos –en este caso embriones-. La terapia con células madres permitiría la curación de enfermedades crónicas y de mal pronóstico en seres humanos, lo que debiera ser en si misma una poderosa razón para promocionar investigaciones éticas que apunten a perfeccionar su utilización.



Esta importante discusión ética, se da en el marco de sociedades democráticas modernas, que amparan ideas heterogéneas de la vida humana en estadios iniciales. Estas divergencias tienen como consecuencia que se esté lejos de alcanzar una decisión consensuada, pero esta situación no debiera imposibilitar un mayor conocimiento de los detalles que rodean estos experimentos o la búsqueda de nuevas formas de regulación para las terapias con células madres.

Por otra parte, existe otra arista en el debate por las terapias con células madres que divide a los investigadores y que guarda relación con un exceso de entusiasmo en la promoción de los tratamientos de esta naturaleza, la mayoría de las veces acrecentado por el realce de la información. Los conocimientos e investigaciones, sean exitosas o no, en esta rama de la medicina se vienen originando de forma casi diaria y ha disparado las expectativas de los enfermos y de los médicos quienes están convencidos de que las terapias con células madre adultas garantizan la curación de múltiples dolencias humanas tan devastadoras como son la diabetes, la enfermedad de Parkinson, por mencionar algunas. Frente a esta realidad muchos científicos de renombre señalan que la investigación acerca de las terapias células madres adultas, aún es muy incipiente y de alto costo. Y advierten que la utilización de esta técnica en enfermedades peligrosas, sin la debida certificación de eficacia, tiene el riesgo de provocar perjuicios adicionales a los enfermos por complicaciones derivadas de los altos costos, falsas expectativas y frustración. Es, por tanto, necesario recalcar que si bien los tratamientos con células madres son una herramienta terapéutica de enormes posibilidades, estas técnicas pertenecen a una rama de la medicina muy incipiente y que es necesario realizar nuevas investigaciones que comprueben los resultados favorables, para cada enfermedad en particular.

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